Lo de la sentencia del TS sobre la asignatura de EpC ha hecho que unos saquen pecho y otros prosigan con su pataleta. Lo de siempre. No entraré en el fondo de la cuestión porque ya se ha escrito mucho sobre el tema y porque algo más de 300 palabras no son suficientes para todo lo que tendría que decir. O sí, pero paso. Sólo añadiré una frase que me llamó la atención, tanto que inmediatamente la anoté en mi Moleskine. La dijo Zenon Grocholewski, ministro de Educación del Papa, el cual se mostraba enormemente preocupado por lo que considera (ahí va la frase) “la imposición de una educación ética”. Joder. ¿Acaso quieren una educación no ética?
Desde luego, la decisión que tiene visos de no ser muy ética es la tomada por Benedicto XVI, quien ha readmitido en la Iglesia al obispo lefebvrista Richard Williamson. Este señor (en la foto que acompaña la noticia parece la mismísima encarnación del Diablo) reivindica la Inquisición, da las misas en latín, cuestiona la teoría de la evolución y niega el holocausto. Toma ya. Es tan católico, que no dudaría en arrojar a un semejante a las llamas purificadoras por sostener opiniones laicas moderadas. Mejor dejo el tema, que me caliento.
Pues sí, finalmente cedí a la tentación y, emulando a Hemingway o Picasso, me compré un cuaderno de notas Moleskine. Que no se diga que no lo pongo todo de mi parte. Ahora sólo me falta talento para convertirme en un escritor genial. Me siento igual que un niño con zapatos nuevos. Confesión: nunca me ilusionó estrenar zapatos. Abro y cierro el cuaderno como hipnotizado, como si esto pudiera provocar un aluvión de buenas ideas. A modo de primicia, transcribiré la anotación que inauguró el cuaderno. “El año en que yo nací, Elias Canetti escribió: Nunca he aprendido nada sistemáticamente, como otra gente, sino por excitaciones súbitas. Suscribo la frase”.
Para terminar, copio y pego el último chiste que me llegó por Internet: “El condenado a muerte espera la hora de su ejecución, cuando llega el cura. Hijo, traigo la palabra de Dios para ti. Padre, pierde el tiempo, contesta el reo. Dentro de poco voy a hablar con Él personalmente. ¿Algún encargo?”.
Desde luego, la decisión que tiene visos de no ser muy ética es la tomada por Benedicto XVI, quien ha readmitido en la Iglesia al obispo lefebvrista Richard Williamson. Este señor (en la foto que acompaña la noticia parece la mismísima encarnación del Diablo) reivindica la Inquisición, da las misas en latín, cuestiona la teoría de la evolución y niega el holocausto. Toma ya. Es tan católico, que no dudaría en arrojar a un semejante a las llamas purificadoras por sostener opiniones laicas moderadas. Mejor dejo el tema, que me caliento.
Pues sí, finalmente cedí a la tentación y, emulando a Hemingway o Picasso, me compré un cuaderno de notas Moleskine. Que no se diga que no lo pongo todo de mi parte. Ahora sólo me falta talento para convertirme en un escritor genial. Me siento igual que un niño con zapatos nuevos. Confesión: nunca me ilusionó estrenar zapatos. Abro y cierro el cuaderno como hipnotizado, como si esto pudiera provocar un aluvión de buenas ideas. A modo de primicia, transcribiré la anotación que inauguró el cuaderno. “El año en que yo nací, Elias Canetti escribió: Nunca he aprendido nada sistemáticamente, como otra gente, sino por excitaciones súbitas. Suscribo la frase”.
Para terminar, copio y pego el último chiste que me llegó por Internet: “El condenado a muerte espera la hora de su ejecución, cuando llega el cura. Hijo, traigo la palabra de Dios para ti. Padre, pierde el tiempo, contesta el reo. Dentro de poco voy a hablar con Él personalmente. ¿Algún encargo?”.
*UH, 03/02/09