viernes, 18 de mayo de 2018

Tras la lectura de «En la estepa», de Samanta Schweblin, con los alumnos del taller

(o una técnica sencilla y efectiva para armar un cuento)

Al final escribir un cuento no deja de ser contar una historia haciendo trampas. Las trampas son las que hacen la historia interesante. Hay trampas sutiles y trampas obvias, pero incluso con trampas obvias se pueden construir cuentos interesantes, resultones, buenos.

Samanta Schweblin hace trampas y no se preocupa mucho en disimularlas. La gracia de sus cuentos estriba precisamente en esas trampas.

La técnica es sencilla. Schweblin convierte una situación en un cuento. Esta transformación la consigue gracias a “la trampa”. Pensemos en el cuento «En la estepa».

Situación: una pareja que quiere tener hijos. Recurren a todos los métodos conocidos. Lo desean con mucha fuerza y están dispuestos a cualquier cosa. El cuento podría hablar de la relación de esta pareja, de la alteración de sus estados de ánimos (de la ilusión a la desesperanza, etc.), de las personas a las que recurren, de las conversaciones con amigos en situaciones similares, etc. Ahí todavía no tenemos un cuento, tenemos una situación. Bien. Lo que hace Schweblin es sencillo: sustituye la palabra “hijo” por la palabra “criatura” y deja que esta nueva palabra “impregne” el relato. Si en vez de buscar un hijo buscan una criatura, ya tenemos el cuento (y el cuento es otro, o sea, se ha transformado). Pero no debemos olvidarnos de la idea inicial. De ahí los tratamientos de fertilidad y todas esas cosas “raras” que las personas  llegan a probar con la esperanza de quedarse embarazadas…

Por otro lado, comprobemos lo clásico que es el cuento en su estructura:

- Planteamiento: presentación de los personajes y situación actual
- Punto de giro: encuentro de Pol con los que sí lo consiguieron
- Nudo: la escena de la cena en casa de los afortunados
- Punto de giro: Pol decide entrar en el cuarto donde guardan a la criatura
- Clímax: el encuentro de Pol con la criatura (nos lo obvia, solo nos entrega las consecuencias de ese encuentro).
- Desenlace: la huida de los protagonistas.
           
¿Ha cambiado algo en ellos? Diría que sí, sobre todo en Pol, al que parece no importarle atropellar a una de esas criaturas si se cruza en su camino…

Lo que decía: sencillo y efectivo.

Eso sí, está claro que existen mil maneras diferentes para escribir un buen cuento. Esta es sólo una de ellas.