jueves, 22 de enero de 2015

Coletilla y sentencia


Hay dos frasecillas que últimamente escucho más de lo que querría. He llegado a no soportarlas. «Y que conste que soy de izquierdas» y «real como la vida misma». La primera podría catalogarse de coletilla tramposa. Suele colocarse al final de una parrafada o discurso marcadamente reaccionarios. ¿Qué clase de complejo o propósito motiva un colofón así? La segunda frase no es más que una sentencia facilona y equívoca. Lo normal es que la provoque cualquier expresión artística (poema, relato, pintura, película, etc.) que destaca por su desgarro y sordidez. ¿Qué clase de vida llevan esos para los que lo real como la vida misma es un asunto tan terrible? Por otro lado, esta frase suele emplearse como elogio de la obra a que hace referencia, cuando la vida entendida como día a día muchas veces acostumbra a ser previsible, rutinaria, farragosa…


ULTIMA HORA, 20/01/15