09/05/17.- De la entrevista a E.O. Chirovici
publicada hoy en El Mundo: “Nuestra
mente no funciona como una cámara de vídeo”, es decir, “no graba todo aquello
que vemos”, sino que es más bien “un guionista que a la ve vez hace de director
e inventa las películas –los recuerdos– a partir de fragmentos de la realidad”.
“No almacenamos imágenes sino sentido, significados”. Es así porque “nuestro
cerebro no está preparado para diferenciar entre realidad y ficción. Es por eso
que lloramos cuando vemos una película que nos emociona, aunque sepamos que el
protagonista no muere al final, que no es real. Nosotros lo sabemos, pero
nuestro cerebro no”. Se me ocurre que llegará el día en que nuestro cerebro,
después de siglos de enfrentarse, de vivir ficciones, aprenderá a diferenciar
ficción de realidad, lo que supondrá la muerte de la ficción. Su sofisticación,
de algún modo, es señal de su declive. Y hablando de sofisticación…
Imagino a Mónica Ojeda leyendo Los detectives salvajes y Las teorías salvajes. Quiere convertirse
en Roberto Oloixarac, en Pola Bolaño. Intuye que en la palabra salvaje se encuentra el futuro de la
mejor literatura (la que ella piensa la mejor literatura), la condenada a
desaparecer. La oralidad, la complejización de la realidad, la sexualidad sin
ataduras, la frontera, la hibridación compulsiva, la atracción que ejerce toda
forma de radicalidad, la transformación de la cultura, es decir, de la
sociedad, es decir, del mundo… Todo ello pasado por el túrmix de lo salvaje.
Imagino a Mónica Ojeda en una habitación, tomando notas para la escritura de Nefando. Me sumerjo en Google. Leo lo que
Víctor Balcells escribió sobre ella. Me voy a Imágenes. Contemplo el rostro
sonriente de Ojeda. Parece tan accesible. Me desconecto. Prosigo con su
lectura.
10/05/17.- Leo la entrevista que Guillermo Carnero
concede a El País. Me parece mentira
que alguien tan culto pueda estar tan desconectado de la realidad. Me invade la
sensación de haberme sumergido en la hemeroteca. La lectura de la entrevista me
deja triste. No entiendo muy bien por qué.