jueves, 20 de julio de 2017

Desconectar




La situación personal del articulista no importa. Resultaría inapropiado alegar como atenuante al más que probable resultado fallido de este artículo las constantes interrupciones de mi hija de tres años, sentada a mis pies, jugando sola, en contra de su voluntad, con su casita de Pinypon. Le pedí a mi hija mayor si podía entretenerla mientras escribía unas líneas para el periódico, pero la cosa sólo duró unos veinte minutos, el tiempo que preciso para encender el ordenador y repasar someramente las noticias más destacadas de la actualidad. Pasado ese tiempo, la peque apareció en el despacho reclamando mi presencia, ya que su hermana mayor no sabe jugar. Lo que le pasa a su hermana es que el móvil la tiene totalmente absorbida. Sospecho que esto le sucede a una parte importante de la sociedad. ¿Recuerdan cuando el verbo “desconectar” poseía connotaciones positivas? Eso ya es historia. Nadie quiere desconectar. Y les tengo que ir dejando porque resulta imposible escribir con una niña de tres años saltando sobre tu regazo. Buenos días.

ÚLTIMA HORA,  18/07/17