martes, 15 de agosto de 2017

Los libros


A estas alturas, después de una década vertiendo mis opiniones y manías en las páginas de Última Hora, tendrán claro que amo los libros. Cuando escribo esto no pienso en incunables, en primeras ediciones, en libros raros o libros-objeto. Los libros-objeto, por lo general, me parecen una nimiedad más o menos graciosa (tanto como pueda serlo cualquier objeto decorativo, y debo confesar que las tiendas de decoración despiertan en mí un interés escaso). A veces, estando en casa, me planto frente a la librería y los contemplo. Es difícil explicar la sensación que me embarga. Soy consciente de hallarme frente a una parte importante de mi vida. Son como viejos amigos con los que viajé, con los que siempre estaré en deuda. Su presencia en casa atestigua ese viaje, esa relación sentimental. Como sucede con el amor entre las personas, la presencia del otro resulta necesaria. A estas alturas, prescindir de alguno de nuestros sentidos se me antoja una temeridad.


ÚLTIMA HORA, 15/08/17