jueves, 15 de marzo de 2018

Desperdicios


De algún modo, la irrupción de los robots pone en entredicho algunas afirmaciones que ayer mismo proferíamos sin atisbo de dudas. Se me ocurrió esto hace unas semanas, después de leer una entrevista a Tim Harford, de promoción por España de su último libro, Cincuenta innovaciones que han cambiado el mundo. El hecho de que, a fecha de hoy, los robots sean capaces de aterrizar aviones o comprar acciones y, en cambio, no sepan cómo limpiar un baño es, sin duda, un hecho jugoso y hasta cierto punto revelador. ¿Significa que estamos más cerca de poder prescindir de los controladores aéreos que de los limpiadores de retretes? ¿Hay más futuro, desde una perspectiva laboral, en el sector de la limpieza que en el de la Bolsa? ¿Los antaño aspirantes a funcionario –es decir, amantes de la estabilidad y el largo plazo­– se acabarán convirtiendo, en el futuro, en aspirantes a limpiadores? ¿Seremos testigos del surgimiento de academias especializadas en tareas de limpieza y absorción? Al fin y al cabo, estamos lejos de erradicar la suciedad de nuestras vidas. O dicho de otro modo: el futuro está en los desperdicios. Buenos días.

ÚLTIMA HORA, 13/03/18