sábado, 1 de mayo de 2021

¿De qué va esto de escribir poesía? Un ejemplo práctico

 

Estamos los tres en la cama —mi  mujer, nuestra hija y yo— cuando, de repente, Sofía anuncia que acaba de inventar un poema. «¿En serio?», pregunto. Y sin que se lo pida empieza a recitarlo: «La noche está aquí, el día llegó. En este lugar se escucha mi voz». «Qué bueno», la felicito. «Es hermoso», dice mi mujer. Pero después añade: «¿No has querido decir que la noche ya no está aquí?». «No», replica Sofía, «el poema empieza diciendo que la noche está aquí». «Pero si la noche está aquí, ¿cómo puede llegar el día?». Nuestra hija no tiene respuesta a esa pregunta. Entonces intervengo yo: «Es posible porque se trata de un poema». Y continúo: «La poesía no va de decir lo que ya sabemos, el poema que nos cuenta que hay luz durante el día y oscuridad cuando es de noche es un poema que no nos dice nada, un mal poema». Las dos se desentienden de mis explicaciones, pero yo me quedo un rato más pensando en lo que acabo de decir. Que la voz de uno sólo se pueda escuchar cuando el día y la noche confluyen habla de lo difícil que resulta alzar la voz propia. A veces, la poesía desciende quién sabe de dónde y brota de quién menos lo esperamos. Después —y esto ya es el oficio— hay que pulir ese chispazo inaugural. Pero sí, la poesía consiste en decir «la noche está aquí y el día llegó». Lo otro es mera redacción.


Artículo publicado en Ultima Hora el pasado 9 de marzo bajo el título «La noche está aquí».