lunes, 22 de junio de 2009

Otro domingo: Adrien Brody, Menéndez Salmón, Adán Diehl, Pere y Llorenç Capellà, nueva imagen


En la Primera están pasando King-Kong, la de Adrien Brody. A mí Brody me gusta en The Jacket pero, bueno, King-Kong no está mal. Me mola hasta que dejan la isla.
Tengo sueño y los ojos me escuecen y vuelve a ser domingo.
Acaban de dispararse los aspersores. Bebo un Cacique-Cola.
Me he pasado el día en casa. Por la mañana terminé La ofensa, de Menéndez Salmón. Es un libro para leerlo del tirón. Por circunstancias, no pude acabarlo cuando lo empecé, así que esta mañana me he tumbado en el sofá y me lo he pulido. No está mal. Cuenta la historia de Kurt, un soldado alemán que, en plena Segunda Guerra Mundial, pierda la sensibilidad al presenciar un crimen atroz. Es la manera que el cuerpo tiene de defenderse frente a la barbarie y el sinsentido humanos.
Ya digo, no está mal, aunque de Menéndez Salmón prefiero El corrector.
Después me he puesto a trabajar.
Estoy escribiendo un texto para un documental sobre el hotel Formentor. Los de la Perifèrica Produccions pensaron en mí. Esto me ha llevado a conocer a un personaje fascinante, el argentino Adán Diehl, fundador del hotel. Virginia Vidal, biógrafa de la que sería su primera esposa, Delia del Carril (que más tarde contraería matrimonio con Pablo Neruda), lo describe con estas palabras: “Nos hallamos frente a uno de los happy few, un príncipe de los años locos, un émulo de Scott Fitzgerald, de Jean Cocteau, de Ettore Bugatti; ante uno de esos hambrientos de placer y voluptuosidad, de borrachera demencial”.
El trabajo avanza lentamente. Tal vez no les guste. Veremos.
Luego, para ver qué tal se las gastaban los de la Perifèrica, he visto el documental que rodaron sobre el dramaturgo y poeta Pere Capellà.
Pere Capellà era republicano, socialista y catalanista, por lo que lo pasó mal acabada la guerra. Estuvo defendiendo Madrid hasta el final. Cuando la capital cayó, fue detenido y condenado a 20 años de prisión en Alcalá de Henares. Cumplió cuatro. Luego lo soltaron y estuvo en libertad vigilada. Hasta que murió.
Yo soy amigo de su hijo, Llorenç Capellà. De hecho, Llorenç fue el que corrigió las pruebas del único libro que tengo en catalán.
Tendrá unos 60 años. Una vez quedamos en un bar. Tenía dudas sobre el camino que debía emprender y quería saber su opinión.
Hace unos años me entrevistó para la revista Brisas.
Ahora es de noche. Siloam comenta que le cuesta leer con fondo negro. Tiene fácil solución.
El sábado que viene llega Floriane. La extraño.
Es el momento de prepararse un segundo Cacique-Cola y ver el final de la película.
Hago esfuerzos por mantener mis convicciones.