Quería hablar de la modernidad, es decir, de la cualidad de moderno. ¿Qué es ser moderno? Esta pregunta me sobrevino después de leer la contra de una novela que se autoproclamaba moderna. Si moderno es algo perteneciente o relativo al tiempo de quien habla o a una época reciente, fácilmente podemos llegar a la conclusión de que ser moderno es relativamente sencillo, a veces ineludible. Si, por el contrario, nos ceñimos a la segunda acepción que del término nos da el diccionario de la RAE, hablaremos de la modernidad de algo o alguien cuando ese algo o alguien sean considerados contrapuestos a lo clásico, cualquiera que sea su época. Esto nos conduce a la mutabilidad y flexibilidad del término. ¿Es moderno un clásico como David Bowie? ¿Y David Bisbal? ¿Y Catulo? ¿Y las corbatas? Al final todas las preguntas nos remiten a la moda y los bandos. ¿Es este artículo moderno? En fin, ya ven en qué cosas pierdo mi tiempo. ¿Es tiempo perdido el dedicado a la reflexión barata e improductiva, también conocida como filosofada de bar? En contra de lo que suele ser habitual en mí, puedo ofrecerles una especie de conclusión. Se me ocurrió mientras saboreaba mi café con leche de todas las mañanas en el bar al que suelo acudir. Me apresuré a anotarla en una servilleta: “Ser moderno pasa por ser uno mismo”. A la novela que motivó todo esto, también le dediqué una frase: “Era una novela tan moderna que podría haber sido escrita cincuenta años atrás”. Para terminar diré que la novela me gustó.
ULTIMA HORA, 15/01/13