martes, 7 de mayo de 2013

Funerales balompédicos

Hace poco asistimos al enésimo funeral del F.C. Barcelona, pese al futuro alirón casero. Causa de la muerte: siete estocadas. Arma empleada: espadón alemán WKC Solingen. Se trata de un artilugio mucho más contundente que la clásica daga italiana. Asimismo, en pleno fervor germánico, contemplamos atónitos el enésimo no-resurgir blanco, ahora que se las prometían tan felices. Volvió a comprobarse la buena forma de la industria armamentística teutona. Su liderazgo se extiende a lo verdaderamente importante. ¿Deberíamos temblar? Por lo demás, el autoproclamado y proclamado por muchos como mejor entrenador del mundo ha tenido que conformarse con el título de mejor cheerleader del momento. Algo es algo. Pese a sentir más estima por los alemanes, italianos o ingleses antes que por los españoles, el buen luso hubiese preferido otro final a su etapa castellana, una despedida a lo grande, dejando tatuado un diez en la memoria del madridismo. Qué cosas: el que hubiese sido entrenador ideal para el Barcelona pasará como el más odiado por el barcelonismo. Estas paradojas me encantan, hacen que renueve mi fe en este negocio. Con todo, lo más impactante fue imaginar a Pep Guardiola rezándole a La Moreneta para, llegado el caso, insuflarle ánimos al Madrid en su asalto al trono europeo. Ahora sus plegarias se teñirán de negro y amarillo. Efectivamente, hay legados capaces de enterrar a cualquiera incluso antes de empezar a caminar. Que el posible sepulturero se llame Jupp Heynckes no deja de tener su gracia. 

ULTIMA HORA, 07/05/13