Te sientas a escribir un sábado por la mañana después de una noche intensa. No, no piensen en juergas etílicas o eróticas, qué más quisiera uno. Hay un momento en la vida en que las noches intensas son las noches pobladas por el llanto infantil de una criatura de algo más de cincuenta centímetros. Y qué llanto. Estoy hablando del verdadero rock and roll. Ahora el mundo parece un lugar pacífico, incluso Obama, por lo que leo, ha aceptado renunciar a la amenaza militar en Siria. En España, Rajoy y Mas se cartean como jóvenes enamorados del siglo XIX. Y en Balears, el Govern aprueba la concesión de subvenciones a Médicos del Mundo y a la Asociación Cruz Roja Española. Sí, todo está bien. El cielo luce azul y la casa respira tranquila. Pero anoche, aquí, hubo juerga. Años trabajando la noche, me creía preparado, un encajador profesional, pero el verdadero rock and roll no es cosa de niños… Perdón, sí es cosa de niños. Vaya si lo es. Hubo un momento en que me transformé en el poeta mexicano Amado Nervo y acabé recitando, sobre el umbral de la falta de sueño: “yo lo que tengo, amigos, es un profundo / deseo de dormir…”. Pero ya pasó. Dormí algo y me siento con fuerzas. Ahora, por los altavoces del ordenador, suena la voz de Johnny Cash cantando “In my life”, tema original de los Beatles que Cash elevó a otra dimensión. En la medida de lo posible, dejen lo que estén haciendo y escuchen este tema mientras piensan en ese ser tan especial para ustedes. Yo lo hago. Y sí, es puro rock and roll.
ULTIMA HORA, 17/09/13