Universos
paralelos. Esta semana va de universos paralelos. Todo empezó con la película La niebla. Un bodrio, pero es que me
encantan este tipo de bodrios. Me siento irremediablemente atraído por las
pelis de terror y ciencia ficción. Por malas que sean. La pasaron por IB3. Todo
empieza, cómo no, con un experimento realizado por el ejército de los EE.UU. Un
fallo y se abre una puerta. A través de ella, llega la niebla y con ella los
monstruos que habitan uno de los mundos de ese universo paralelo. Un grupo de
personas quedan atrapadas en un supermercado, sin poder salir a causa de la
niebla. Me imaginé encerrado en el Mercadona del barrio y casi me da un ataque.
Pensé que, llegado el caso, sería preferible salir al exterior y enfrentarse a los
monstruos.
Esa
misma noche, soñé con realidades
paralelas que se entrecruzan, al menos así lo interpreté al despertar. En el
sueño, conocía a un tal Javier Cánaves idéntico a mí que trabajaba como
saxofonista en la ciudad de Baltimore. Lo curioso del sueño es que nadie
parecía percatarse de que el Javier Cánaves saxofonista y yo éramos la misma
persona. Ya he olvidado los detalles, sólo recuerdo la extrañeza e incomodidad
que la situación me producía. Soñé esto en la madrugada del martes al
miércoles. Ese miércoles, empecé la novela m,
de Juan Vilá.
¿Y
de qué va la novela? De universos paralelos, cómo no. Ya dije que esta semana
era la semana de los universos paralelos. En la novela, su protagonista, Juan,
viaja de una vida a otra (de un universo a otro) a través de los agujeros y
túneles que conectan esos distintos universos. Una locura con una gran ventaja:
la libertad que le otorga al novelista. Nada necesita explicarse demasiado,
todo es un ir y venir de situaciones más o menos al límite. Por supuesto,
disfruté de su lectura. ¿La convierte esto necesariamente en una buena novela? No
necesariamente. También, como dije, disfruté de La niebla y puedo asegurar que no se trata de una buena peli…
Llegué
a m porque su autor, Juan Vilá, era
el administrador de uno de mis blogs favoritos, Algo de libros. Me gustaba su
estilo y nuestros gustos literarios solían coincidir. Temía que su novela pudiera
defraudarme, pero no lo hizo. Es puro Juan Vilá. No se trata de una novela
redonda, ni mucho menos, pero quién necesita novelas redondas. Yo no, desde
luego.
Y
siguiendo con lo de los universos paralelos, ¿no podría pensarse que, en
realidad, Piscinas iluminadas habla
de eso? La vida de Carlos, protagonista de la novela, se escinde en dos: la que
lleva en Palma, junto a Luisa, y la que lleva en Lanka, junto a Sophie.
¿Y
no puede el final de Piscinas iluminadas
interpretarse como un entrevere de ambas vidas, es decir, de ambos universos paralelos?