martes, 31 de diciembre de 2013

Especulaciones navideñas

Y puestos a confesar, confieso que estas fechas de reuniones familiares, sobremesas eternas y regalos decepcionantes no me producen un empacho excesivo, es más, hasta diría que me gustan. Esto no quita, sin embargo, que siempre que llegan estas fechas me dé por pensar en cómo serían hoy las cosas de haber hecho Herodes bien su trabajo. Aviso para puristas: nos movemos en el terreno de la tradición cristiana, es decir, de la ficción propagandística. Dada nuestra necesidad innata de reunión y festejo, imagino que ya nos habríamos sacado un as de la manga, probablemente algo relacionado con la patria y sus héroes. También es tradición, por estas fechas, jugar a imaginar qué geografía y raza elegiría Dios para su Hijo de volver a confiárnoslo. Ya saben lo que se dice de la imagen y la semejanza y de lo de tropezar dos veces con la misma piedra. Basándonos en su última elección conocida, es lícito pensar que más de uno acabaría renegando de su religión e himno. Y digo “elección conocida” porque no es descartable la posibilidad de intentos fallidos de colocación a causa de sida, hambruna, genocidio o falta de conexión a internet. Efectivamente, las cosas han cambiado mucho si bien tampoco han cambiado tanto, por no decir casi nada. Como dice Norman Manea, “en 2.000 años no hemos aprendido ni a amar al vecino”, así que el genérico prójimo puede ir olvidándose de su dosis de amor no remunerado. Pero tenemos las reuniones y los festejos y a veces incluso nos amamos más allá de los anuncios. Feliz 2014. 

ULTIMA HORA, 31/12/13