lunes, 28 de abril de 2014

Onetti


Mi segunda residencia, el lugar al que escapo cuando las cosas se complican, o cuando soy yo el que busca complicaciones. Mi Lanka, mi quinto sin ascensor, mi particular forma de resistir tendencias y proselitismos. Mi veneno saludable, mi cura nociva… Sea como sea, siempre acabo volviendo a Onetti. Hace unos días, sin ir más lejos. Me sentía bloqueado. Un librito de poemas (alterna poemas con breves fragmentos en prosa) en el que vengo trabajando desde principios de año. Entonces me acerqué a la librería del salón y, casi sin pensarlo, agarré El pozo. Me pasa como a Fogwill: adoro ese principio. Eladio Linacero paseando por su cuarto, como si lo viera por primera vez. Dice Vargas Llosa que se trata de la primera novela moderna latinoamericana. Quién sabe. Lo importante aquí (es un decir) es que empecé a leerla y ya no pude parar. Mi alter ego tomó el nombre del protagonista del libro. La renuncia, la imposibilidad de comunicación real, el envilecimiento… Para más inri, Eladio y yo compartimos edad. Dice en uno de los primeros párrafos: “Nunca me hubiera podido imaginar así los cuarenta años, solo y entre la mugre, encerrado en la pieza”. Leía y se me hacían obvias la influencia de Beckett y Céline. Terminado el libro, supe qué camino debía tomar el proyecto en el que vengo trabajando: el de la papelera de reciclaje. Pero no soy tan fuerte; me sigo queriendo un poco. Cuando abandono a Onetti, tengo un lugar al que volver, sin mugre y con mujeres que ríen mientras escribo estas líneas.



Algunos fragmentos de El pozo:


No hay nadie que tenga el alma limpia, nadie ante quien sea posible desnudarse sin vergüenza.

*

Es como una obra de arte. Hay solamente un plano donde puede ser entendida. Lo malo es que el ensueño no trasciende, no se ha inventado la forma de expresarlo, el surrealismo es retórica.

*

Es siempre la absurda costumbre de dar más importancia a las personas que a los sentimientos. No encuentro otra palabra. Quiero decir: más importancia al instrumento que a la música.

*

El amor es maravilloso y absurdo e, incomprensiblemente, visita a cualquier clase de almas. Pero la gente absurda y maravillosa no abunda; y las que lo son, es por poco tiempo, en la primera juventud. Después comienzan a aceptar y se pierden.

*

Se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos.

*

Lázaro no ha venido y es posible que no lo vea hasta mañana. A veces pienso que esta bestia es mejor que yo. Que, a fin de cuentas, es él el poeta y el soñador. Yo soy un pobre hombre que se vuelve por las noches hacia la sombra de la pared para pensar cosas disparatadas y fantásticas. Lázaro es un cretino pero tiene fe, cree en algo. Sin saberlo, ama a la vida y sólo así es posible ser un poeta.