martes, 3 de junio de 2014

La hierba de las noches, de Patrick Modiano

29/05/14-. Leo a Patrick Modiano en un café del centro. La hierba de las noches. Cada pocas páginas, elevo la mirada y la dirijo al exterior. Luz matinal, gente que camina por las aceras, vehículos estacionados. Se me ocurre que lo que veo tras la cristalera del bar pertenece a otra época. Como en las novelas de Modiano, distintos tiempos se confunden en mi mirada. La sensación de irrealidad acaricia mi piel. Las calles que veo y por las que camino a diario están habitadas por fantasmas. Yo mismo dudo de mi propia esencia. La nostalgia se sienta a mi lado. «Invítame a un Cointreau», me dice. «¿Te ha seguido alguien?»…

 Tratar de hacer literatura, aunque sea pobre, en lugar de una reseña es el típico recurso de los malos críticos. No olvidarlo.

30/05/14-. Finalicé La hierba de las noches. Estaba convencido de que, hacia el final de la novela, Jean, el protagonista, iba a percatarse de que el muerto en realidad era él… No, no tienen de qué preocuparse: no es un trasunto de El sexto sentido.

 Muchos (yo también) se apresuran a señalar el aire poético que exhala la obra de Modiano. ¿En qué consiste ese aire? ¿Dónde radica? En cierto gusto por la indefinición, en esbozar antes que describir con detalle, en ese vago afán de irrealidad, en esa aparente levedad que hace que su prosa se eleve…

 No se dejen engañar por el muerto del primer párrafo de hoy ni por la contraportada del libro: no se trata de una novela negra. ¿De qué va la novela?

 De la memoria. Del tiempo perdido. De cómo el tiempo lo engulle todo. De la escritura. De la juventud… Uf, menuda sarta de vaguedades típicas. Un tanto por ciento muy elevado de todas las novelas publicadas y por publicar hablan de eso, ya sea de forma directa, ya sea de forma incidental.

 Lo dejo por hoy.

31/05/14-. Ésta es la tercera novela que leo de Patrick Modiano. Antes cayeron (hace ya algún tiempo) La calle de las tiendas oscuras y En el café de la juventud perdida. No recuerdo el orden. Es más, en mi mente se confunden las distintas tramas. Es normal: parece ser que el francés siempre escribe la misma novela. Se diría un hombre obsesionado, tendente a la tristeza. Un tipo en apariencia tranquilo, pero… Qué me importa la clase de persona que sea Modiano. Aquí importan sus novelas. En ellas siempre hay un viaje al pasado, a lo que queda de él. Los recuerdos llegan fragmentados, como envueltos en niebla. Hay que recomponer un puzle, un puzle al que siempre le falta alguna pieza. Este viaje, esta recreación, esta búsqueda, suelen ocurrir en un París fantasmagórico, un París que atesora esos recuerdos que se van desvaneciendo por momentos…

 Concretemos. Hablemos de La hierba de las noches. A Jean, novelista de una edad similar a la del propio Modiano, le da por recordar y escribir sobre un periodo concreto de su juventud, el que compartió con Dannie, una chica con muchos secretos y varios nombres. Para reconstruir aquellos meses, Jean se vale de su memoria y de las anotaciones hechas en una vieja libreta negra que aún conserva. Gracias a estos elementos, el autor recrea aquel turbio asunto en el que se vio implicado. En fin, un misterio no resuelto, un amor perdido, sueños en los que vuelve a caminar por esas calles ya desaparecidas, las calles de su juventud…

 Está claro: lo mío no es la crítica literaria. Tomo nota.