1. De finales felices: Pensemos en ese
anuncio de McDonald’s en que un abuelo se encuentra sentado en el banco de un
parque junto a su nieto. El abuelo, en tono confidencial, le pregunta al niño
si ya tiene novia. Ante la respuesta afirmativa del pequeño, el abuelo anuncia
que un día, a la salida del colegio, invitará a nieto y novia a comer en uno de
los establecimientos de la cadena de comida rápida. La invitación, sin embargo,
no surte el efecto esperado por el abuelo… ¿Qué sucede? El chaval debe hacerle
una confesión: en realidad, no tiene una novia, sino tres. La primera vez que
vi el anuncio pensé que el nieto iba a confesar que tenía novio. Está claro que
poco futuro tendría como publicista. En fin, a la moda de las barbas
yihadistas, se une, ahora, la moda de la poligamia. El abuelo sonríe, guiña un
ojo. El anuncio termina con una imagen en la que puede verse a los cinco
comiendo en un McDonald’s. Final feliz. Ahora imagine el mismo anuncio pero con
nieta angelical. Una niña con tres novios. ¿Final feliz? Buenos días. [ULTIMA
HORA, 12/05/15]
–Sabe
hacerlo –le digo. No sé si has leído su última novela… intuyo que
tiene que resultarte muy interesante. Sabe poner el dedo en la llaga. Su
interés va más allá de lo meramente literario (ya me entiendes). Es tan
político y tan pegado a la realidad que atrapa. Y hablando de política… Como
tal vez sepas, aquí andamos de año electoral. Tanta tertulia y tanto sondeo
hacen que uno se pregunte por quién se decantará. Bueno, no siempre he ido a
votar (aquí no es obligatorio) y las veces que lo he hecho mi voto no
siempre se lo he otorgado a los mismos… Uno trata de definirse, de
encontrarse políticamente, más allá de tradiciones familiares y manías
puntuales. Para ello, el otro día dibujé una circunferencia y la dividí en
cuatro partes (por simplificar). En uno de los cuartos escribí la
palabra “conservadores”. Junto a ella anoté: nacionalistas / tradición /orden
/ religión. En otro de los cuartos escribí “liberales”. De esta
palabra hice salir una flecha que desembocaba en esta reflexión
simple, apresurada: libre fluir de capitales por encima de pueblos, banderas,
himnos, religiones… Entre paréntesis: ¿cómo pueden darse pactos con tanta
facilidad (naturalidad) entre conservadores y liberales? En el tercer cuarto
escribí “socialdemócratas”. También hice salir una flecha del
término, al final de la cual anoté: intervencionismo moderado. Su moderación es
su perdición. Condenados a no contentar a nadie. Esta posición moderada
hace que puedan pactar con casi cualquiera = falta de líneas claras o mensajes
contundentes. En el último cuarto escribí: “izquierda”. Junto al borde
externo del cuarto: El estado como instrumento contundente de redistribución /
burocracia. Su principal enemigo, en principio, deberían ser los liberales (a
veces parece que fueran los socialdemócratas (y viceversa); esto responde
al tradicional no entendimiento entre los diferentes miembros de la familia
zurda). Su problema: gran parte de su electorado natural se halla en las filas
conservadoras, a veces en sus posiciones más extremas: trabajadores cansados de
la libre circulación de capitales (desregularizaciones) y de la libre (pero no
tanto) circulación de personas. O sea, gente que lleva mal lo de la competencia feroz,
tan del agrado de los liberales… ¿Son muy disparatadas mis reflexiones?
–No sé, pero
permíteme un consejo: deja de leer a Houellebeqc.