martes, 28 de abril de 2015

Sant Jordi


El pasado Sant Jordi tuve un encuentro con alumnos de segundo de bachillerato. Mientras hablaba, vino a mi mente el famoso discurso que Steve Jobs dio en la universidad de Stanford. Casi pude verme sobre la tarima. Más que la del fundador de Apple, la imagen que proyectaba era la de un dinosaurio traído al presente para saciar la curiosidad de una nueva especie dominante. Entre otras cosas, me preguntaron si con la poesía se ligaba más. Por suerte, nadie quiso saber si era posible vivir de ella. Hablamos de literatura, de poesía, de su utilidad. Les dije que en un mundo marcadamente utilitarista, las cosas que no tienen una utilidad clara son las que acaban marcando la diferencia. Después expliqué un par de anécdotas laborales en las que el hecho de escribir poesía se había erigido en algo positivo. Leímos poemas. Alguien preguntó por su veracidad. Les expliqué que poema y confesión no son sinónimos, pero que la verdad siempre es un buen punto de partida para alcanzar esa otra verdad más grande.

 
ULTIMA HORA, 28/04/15