miércoles, 15 de abril de 2015

Grandes palabras


Suenan las canciones de los Payasos de la Tele mientras tecleo estas palabras. Nada demasiado profundo esperen hoy de mí. Esto hace que recuerde algo que dijo Wislawa Szymborska: «Cuando escribo siempre tengo la sensación de que alguien está detrás de mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo lo que puedo, de las grandes palabras». Hace unos minutos he leído una entrevista a Sánchez Ferlosio en la que aseguraba que la profundidad «es un invento para los que necesitan algo indiscutible y por eso sacralizan las palabras. Las palabras sagradas no están ahí para ser comprendidas, sino obedecidas». Las grandes palabras, las palabras sagradas, esa munición de los que acostumbran a situarse en el cómodo trono de la superioridad moral. A la poesía, lo sabía bien la poeta polaca, al arte en general, le sientan bien los matices y claroscuros. Lo de los buenos y malos, lo de las convicciones inamovibles, para predicadores, políticos y todo clase de vendedores.

ULTIMA HORA, 14/04/15