Los mártires
La profesión de mártir cotiza al alza. Quién lo iba a decir. Años
atrás, nadie hubiese apostado un euro por ella. Nos adentrábamos en el terreno
del posibilismo y la coyuntura, del raciocinio desapasionado y el orden. Pero
algo cambió. Hoy, los aspirantes a mártir brotan como los coaches. Los nuevos cursos CEAC otorgan títulos homologables en
tiempo récord. La demanda no hace más que crecer. Incluso ya ha surgido una profusa
bibliografía. No soy un experto, pero estoy en disposición de asegurar que
existen varios tipos de mártires: religiosos y laicos, anónimos y mediáticos,
orgullosos y predispuestos al arrepentimiento, etc. Ya sabemos, también, que no
son las causas las que los crean. El buen mártir sabe adecuarse a cualquier
causa, por peregrina o inútil que sea, incluso es capaz de inventársela con tal
de dar rienda suelta a su inclinación, con tal de hacer algo con su
aburrimiento. Si carece de vocación o no encontró su lugar en el mundo, tal vez
ésta sea una buena salida.
ULTIMA HORA, 10/11/15