miércoles, 6 de enero de 2016

Estas fechas


Conservo fragmentos de la ilusión con que de niño vivía estas fechas. Recuerdo el árbol situado en el jardín común de las cuatro casas de Portopetro. La mañana del seis de enero, a una hora fijada, los niños salíamos corriendo de casa, sin importarnos el frío, para ver qué nos habían traído los Reyes Magos. También me recuerdo sentado en las escaleras que descendían al salón de nuestra casa del Molinar, esperando sorprender infraganti a Papá Noel. Está de más decir que el aburrimiento y el sueño fueron más poderosos. Alcanzada la adolescencia y durante los años siguientes, caí en el típico rechazo a lo empalagoso de estas Fiestas. Lo único bueno era la ausencia de clases y la juerga de fin de año, casi nunca a la altura de nuestras expectativas. Después fui padre y recuperé parte de esa ilusión. Vuelvo a disfrutar de las comidas y cenas en familia. Tanto he cambiado, que no me molesta hacer cola durante veinte minutos en una tienda de juguetes… Miento. La aglomeración de gente en los establecimientos comerciales me sigue poniendo de mal humor.

ÚLTIMA HORA, 05/01/16