"La sección rítmica" (Editorial Aqua, 2007) |
SONNY ROLLINS
Algo falla.
Esto ya lo entendí ayer.
No quiero repetirme.
No soporto a la gente que se repite.
Prefiero retirarme a repetirme.
Prefiero ocultarme a repetirme.
Prefiero la miseria.
Prefiero incluso los puentes.
Hay que ser absolutamente modernos.
No puede ofrecerse nunca menos del máximo.
Algo falla.
Esto ya lo entendí ayer.
No quiero repetirme.
CHET BAKER
Fuiste feliz en el ejército.
Fuiste feliz en Europa,
asomado a las rejas de la cárcel,
tocando para los italianos
que iban al patio con sus sillas plegables.
Has tenido coches y médicos.
Has sudado sangre con olor a gasolina.
Has aprendido dos veces a tocar la trompeta.
Asomado a la ventana piensas
que no te importaría morir en Ámsterdam.
JOHN COLTRANE
Mirad: aquí ha comenzado la canción.
La canción no avanza, aunque parezca mentira.
No avanza porque nos está esperando, espera
a que nos incorporemos,
a que entendamos.
¿Un minuto? ¿Tres minutos?
Ya no importa en el centro del abismo.
Ahora entro yo, persiguiendo a Dios.
Eso que suena ahora es mi aliento de buscador,
mi aliento de detective
mi aliento de asesino de la razón.
Pero como Dios no escucha sigo tocando.
Una hora, dos horas, veinte horas,
hasta que el saxo se me despega de las manos,
hasta que el saxo se desprende de mis labios,
el aliento se extingue
y me quedo dormido en la melodía.
Sueño que la canción se resuelve en el sueño.
A la mañana siguiente vuelvo a comenzar.
Pero sería absurdo continuar donde lo dejamos ayer,
así que me pregunto:
¿dónde estará Dios?
¿En qué escala secreta?
¿En qué nota?
¿En qué sucesión de acordes?
El resto de los músicos me abandona.
Hacedme caso: no encontraréis a Dios en las palabras,
ni en el espacio exterior,
ni en el interior de los átomos.
Yo sigo buscando.
Comienza la canción.