sábado, 4 de julio de 2009

Viernes por la noche en Gaston Vuiller, 5




Vive las historias con una intensidad que desconozco, que ya perdí. Me araña, me chilla al oído, me muerde la mejilla. El amor duele, viene bien recordarlo. Sobre todo si es viernes por la noche y el mundo de afuera es una posibilidad entre un millón. Todo da vueltas. La gravedad varía. No es lo mismo hoy que ayer ni que mañana. Bueno, en realidad sí, pero están las sutilezas. La brizna de hierba de Bobin. Quiere que le cuente de nuevo la historia de Peter y Kate, aquélla en que la niña se queda encerrada en la escuela. Sé que se imagina encerrada ella misma en la escuela de Ramonville St. Agne, el reino de sus bêtises, adelanto de lo que puede ser el mundo luego. Mi imaginación también se estira como un chicle. Viene bien recordarlo.