martes, 25 de agosto de 2009

De jurados, velódromos y nuevas tecnologías


La crueldad a que te obliga el hecho de estar de jurado en un concurso de poesía hace que crezcas. Se trata de una crueldad permitida e incluso necesaria. Todo gestor de esperanzas ajenas contrapuestas debe actuar cruelmente, sin piedad. Ostentas un poder que no mereces, lo cual realza tu autoestima. En tus manos está el futuro (es un decir) de unos cuantos mortales. Entonces entiendes lo que deben sentir policías, jueces y aparcacoches. Eres uno de los elegidos y, como tal, debes escoger a quién otorgar el cielo. Tu dedo todopoderoso, a lo Poncio Pilato, señala al favorecido. Después toca devolver gorro y silbato y seguir con lo tuyo.
Lo mío, entre otras cosas, es leer la prensa. Leo en Última Hora que Ralph Schürmann, arquitecto contratado inicialmente para diseñar el Palma Arena, considera una broma de mal gusto los más de 100 millones de euros desembolsados. Y como colofón, estas palabras: el velódromo de Palma “se parece a los velódromos que se acaban de construir en Lituania y Polonia”, los cuales costaron “entre 27 y 35 millones de euros”. Otra diferencia insignificante: estos velódromos, cosa curiosa, pueden ser empleados como tales. ¡Qué revolución! En fin, se ve que el alemán no comulga con nuestro particular sentido del humor.
Pero lo mejor, sin duda, este breve: “El senado en Brasil debate la aprobación del divorcio a través de internet”. Joder con las nuevas tecnologías. Ahora espero ansiosamente el matrimonio por internet. Te puedes ahorrar una pasta, oye. Ojalá los que manejan nuestros dineros pensaran así. ¿Se deprime? Consiga que le nombren miembro de un jurado y que, además, le paguen por ello. Mano de santo, se lo digo yo.

UH, 25/08/09