domingo, 2 de agosto de 2009

DISCURSO DEL HOMBRE SIN IMAGINACIÓN


Cuando nos bastaba con la imaginación para masturbarnos, en lo que algún cretino se aventuró a llamar los buenos tiempos. No fueron malos, después de todo. Luego todo cambió porque todo cambia después. El dinero entró en nuestras vidas –nada imaginativas– y algo se agrietó. Hay poco que hacer con la imaginación. Recuerdo una pregunta de Cortázar: ¿Por qué los analistas literarios tenderán a imaginar en un texto cualquier cosa salvo la imaginación? Pero ya no se escriben poemas ni cuentos desde la imaginación; ahora se utiliza Google. Nos salva del abismo de la ausencia de imaginación y dinero. Puedes ver follar a Lucía la Piedra completamente gratis. Puedes sacarte los ojos revisando entrevistas a Modiano, a Pe, al mismo Julio Cortázar. Nos quieren recluidos y saturados y les damos el gusto, mansamente. Siguen siendo buenos tiempos, después de todo. Volverán los totalitarismos con disfraces indetectables, seguiremos escribiendo poemas en endecasílabos, nos seguirán poniendo cachondos nuestras ex novias y ex amantes. Todo esto es cierto e ineludible. Lo escribiremos en blogs y desapareceremos. Quedarán nuestras palabras mucho más abandonadas que en los libros. A la intemperie. Lejos de cualquier cosa parecida a un refugio.


Se pierden cosas y se ganan otras y la balanza apenas se resiente.
Yo perdí la imaginación. Por suerte me queda algo de dinero.
Y Google.