martes, 29 de septiembre de 2009

Soy mis circunstancias, luego yo


Antes de dar su opinión sobre cualquier asunto, escuche al otro que podría haber sido. Nuestras creencias nos vienen dadas por las circunstancias, pero las circunstancias pudieron ser diferentes. ¿Acaso creía que su visión del mundo era fruto de su aparato crítico-reflexivo? Usted, por ejemplo, que es de derechas, ¿es consciente de que, de haber sido educado por otra familia, tal vez ahora estaría afiliado a CC.OO.? O usted, que simpatiza con los llamados movimientos izquierdistas, ¿se da cuenta de que, de tener un familiar en Cuba, su sensibilidad podría ser otra? Una obviedad, lo sé, pero me apetecía recordarla. La única rebeldía posible de puertas adentro consiste en romper estos lazos, es decir, romper con nosotros mismos para llegar a ser ese otro que podríamos haber sido de haber vivido circunstancias diferentes. Para qué ir tan lejos. Basta con hacer el esfuerzo de intentar comprender al otro. Saber que usted podría haber sido él ha de ayudar. Notará, al poco de iniciados estos ejercicios, que empieza a escuchar una voz en su cabeza empeñada en llevarle la contraria. Préstele atención, pese al riesgo de esquizofrenia, y tenga en cuenta su criterio antes de abrir la boca. Esto, claro, ralentizará las cosas, pero ¿no están las cosas lo suficientemente aceleradas? El dinamismo nos lleva a la destrucción. Lo contrario, también, pero más relajados. Después de estas líneas, me doy cuenta de que no podría dedicarme a la política. Soy adicto a las auto mociones de censura. Pactaría con mis adversarios en mi contra. Soy un anarquista que cree en el orden, un socialista amante del mercado libre, un liberal que recela del individualismo. Poco futuro tengo.

UH, 29/09/09