jueves, 10 de diciembre de 2009

Jueves, Palais Royal


Extraigo de la librería Billy que preside la sala-comedor de casa el libro de Rodrigo Rey Rosa titulado Ningún lugar sagrado, leído ya hace algún tiempo. Lo hago sin premeditación, casi sin darme cuenta. Lo hojeo hasta detenerme en el quinto cuento, justo en el ecuador del libro. Se titula Vídeo y en realidad no se trata de ningún cuento, sino de la descripción de los diez vídeos que más impresionaron a Rey Rosa durante su estancia en Nueva York. Empieza así: “De las ciento treinta y nueve videocintas que vi durante mi estadía de casi un año en Nueva York, éstas son las que más me impresionaron:”. A partir de aquí el guatemalteco se pone a describir estos diez vídeos. La mayoría son inquietantes, algunos abiertamente desagradables. No sé por qué, pero este cuento –que en realidad, ya dije, no es un cuento, sino un conjunto de diez prosas breves o micro-cuentos– siempre me ha fascinado. El micro-cuento o vídeo titulado “PASEO VIRTUAL” empieza así: “Ludwig Wittgenstein paseando con Gertrude Stein por los jardines del Palais-Royal”. Transcribo este principio porque, una vez devuelto el libro a su lugar, me tumbo en el sofá para acometer el final de Austerlitz, de W.G. Sebald. El punto de lectura se encuentra en la página 262 del número 350 de la colección Compactos de Anagrama. Empiezo a leer y a los pocos segundos doy con esta frase: “fuimos por calles en las que soplaba una agradable brisa hasta el Palais Royal”. Se hace inevitable imaginar el encuentro entre los dos profesores (Wittgenstein y Sebald), si bien enseguida caigo en la imposibilidad de tal encuentro. Con todo, esta coincidencia (bastante pobre, todo hay que decirlo) me pone de buen humor. A veces, es cierto, me conformo con poco.