miércoles, 24 de febrero de 2010

Acerca de la novela


La especialización consecuencia del largo recorrido hace que, a grandes rasgos y con las miles de excepciones que puedan darse, haya dos tipos de escritores y, por lo tanto, dos tipos de novelas: las escritas para otros escritores o aspirantes a serlo y las escritas para un público más genérico, menos crítico o analítico, que sólo busca en la literatura un mero entretenimiento. Aclaración necesaria: los lectores habituales de las novelas escritas para otros escritores también buscan entretenerse, faltaría más, pero no sólo buscan entretenerse. O quizá: su noción de entretenimiento no coincide con la noción de entretenimiento más extendida entre el público en general. Para ilustrar lo que quiere expresarse: una novela del llamado primer tipo podría ser El mal de Montano, de Enrique Vila-Matas; una del segundo, La catedral del mar, de Ildefonso Falcones –por ceñirnos a escritores vivos de una misma ciudad. Y aquí se hace necesaria otra aclaración: el número de ventas de la novela en cuestión no resulta relevante a la hora de catalogarla de una u otra manera. Quiere decirse: una novela puede ser escrita para un público masivo (por su poca autoexigencia o adecuación a la moda imperante, por su previsibilidad o linealidad, etc.), y resultar un desastre de ventas. Al contrario: una de esas novelas adscritas al primer tipo (las escritas para otros escritores, ejercientes o potenciales) puede resultar un éxito apabullante de ventas (pienso en autores como Paul Auster o Cormac McCarthy). Esta teoría, como casi cualquier teoría, puede ser refutada sin ningún problema. A fin de cuentas, las teorías sobre estética y demás perversiones nacen del aburrimiento o las ganas de polemizar.

UH, 23/02/10