viernes, 5 de febrero de 2010

Felices e infectados


El matrimonio es la tumba del amor, o eso al menos aseguraba el tipo que la otra mañana se sentaba junto a mí en la barra del bar donde suelo tomar el primer café del día. Llovía con fuerza y yo pensaba en John Cheever, el cual había aprendido a escuchar la lluvia a raíz de una pelea. Me estaba preguntando si yo era realmente capaz de escuchar la lluvia cuando la frase de mi compañero de barra me distrajo de mis cavilaciones. Alcé la vista y me encontré con un hombre abatido, un hombre que le hablaba al vaso que tenía delante, que tal vez no supiera escuchar la lluvia pero que seguro sabía lo que era una pelea de pareja. Apuré mi café y salí al encuentro del aguacero. Matrimonio, amor y lluvia, una combinación peligrosa. Diez años antes de su suicidio, en un poema memorable, Anne Sexton había comparado el amor con una infección. Yo me estaba empapando y el hombre de la barra vivía su particular infierno a resguardo de la lluvia. Entonces se me ocurrió que hay lluvias que mojan y lluvias que hunden y que éstas últimas suelen ser las peores. Después pensé en la infección que es el amor y en que irremediablemente acabaría resfriado. Ya por la tarde, un amigo me llamó para comunicarme que se casaba. Le dije que me alegraba por él, pero fue inevitable que a mi mente acudieran las palabras que Cesare Pavese –otro hombre abatido– escribiera hace exactamente 71 años, un 30 de septiembre de 1937: “Las únicas mujeres con las que vale la pena casarse son aquellas con las que no podemos atrevernos a casarnos”. Durante mucho tiempo, esta frase me obsesionó. Cada vez que iniciaba una relación, me acordaba del piamontés y de su trágico final, hasta que una tucumana me ordenó que me dejara de boludeces. No le hice caso, claro, pero aprendí a disimular. Cuando toque dar el “sí, quiero”, pensaré en André Gorz, que a sus 83 años fue capaz de decirle a su mujer: “Hace 58 años que vivimos juntos y te quiero más que nunca”. Se suicidaron juntos en su casa de Vosnon, Francia. Murieron felices, infectados de amor.


ULTIMA HORA, martes 30 de septiembre de 2008