viernes, 11 de junio de 2010

En la Feria del Libro de Madrid: sábado 12 de junio


No tenía previsto acudir. Mi plan para este fin de semana consistía en ponerme al día con las lecturas pendientes, pasar el sábado y el domingo en la piscina, alternando literatura y música, una suerte de François-René de Chateaubriand en su castillo. Que carezca de castillo y de la inteligencia y memoria del francés carece de importancia. Tengo cinco libros empezados (si cuento las Memorias de ultratumba, seis). Quería un fin de semana tranquilo, sin ver a nadie, sin salir por la noche. Pero finalmente me animé.

¿Y por qué tuve que animarme? ¿Acaso resulta más atractiva la idea de pasar calor en la caseta que Baile del sol y La Escalera, la 262, se han agenciado en el Retiro madrileño? La única vez que estuve en la Feria del libro de Madrid acabé borracho. Borracho y muerto de calor. Ocurrió en la caseta de Hiperión. Maite, la mujer de Jesús Munárriz, no paraba de ponerme tragos. Y hacía tanto calor. Siempre me ha costado decirle que no a un trago. Y más si me siento un mono de feria. Y si hace calor, ya ni te cuento. Creo que bebí más copas que libros firmé, aunque es posible que exagere. La verdad, apenas recuerdo aquel día. Ya lo advertí: mi memoria no es la de Chateaubriand.

¿Por qué tuve que animarme? Las cuatro o cinco personas que conozco en Madrid ya tienen mi libro. Mi poder de convocatoria es nulo. Si monto una presentación en Mallorca, apenas junto a 25 personas. ¿Para qué ir entonces a Madrid a hacer el paripé? ¿Por qué no me he quedado en Mallorca con mis cinco libros empezados, los cuales ahora me miran ceñudos desde la mesa del comedor?

Les presento a los libros ceñudos que he decidido abandonar este fin de semana:

- Cuentos reunidos, de Saul Bellow.
- Historia de lo inmediato, de Renato Leduc.
- Elevación, elegancia y entusiasmo, de Francisco Casavella.
- Nadie acabará con los libros, de Humberto Eco y Jean-Claude Carrière.
- Juan de Mairena, de Antonio Machado.

Tal vez me haya ganado cinco enemigos, pero volvamos a la pregunta planteada algo más arriba. ¿Por qué tuve que animarme? Las razones principales son 4:

- Este viaje relámpago a Madrid me permitirá volver a ver a mi amigo David Pérez Vega y a su novia Almudena, anfitriones perfectos con los que uno puede pasarse la noche entera charlando de libros y escritores o de cualquier otro tema.
- Por otro lado, al fin conoceré personalmente a Tito Expósito, mi editor, el tipo que me envió un SMS (o que pidió que me enviaran) para comunicarme que iban a publicarme La historia que no pude o no supe escribir.
- Si hay suerte, también podré ver a Dani, al que tantas veces gorroneé techo y al que hace tanto que no veo.
- Por último, me apetece pasear por la Feria, ojear libros, imagino que comprarme alguno para añadir a mi lista de libros pendientes, llegar a ver a algún escritor famoso tipo Gala o Lucía Etxebarría.

Por si a alguien le interesa, el sábado 12 de junio, a partir de las 18 horas, estaré en la caseta 262 de la Feria del libro de Madrid. Firmo libros. Dejo que me hagan fotos. Acepto tragos (y cacahuetes). Ya tendré tiempo para encerrarme en mi castillo inexistente. Ya tendré tiempo para ganarme el perdón de mis libros.
.
.