martes, 28 de diciembre de 2010

Artistilla pedante


A veces empiezo a escribir sin saber cuál va a ser el contenido del artículo. De todos modos, tener una idea preconcebida no me garantiza nada. Me ocurre en ocasiones que quiero ensalzar el valor de la humildad, por poner un ejemplo, y acabo perpetrando una apología de la vanidad. En fin, sirva este preámbulo como advertencia o excusa (a gusto del consumidor). Cuando me senté frente al ordenador tenía previsto perorar sobre la Navidad, pero ya no lo tengo tan claro. Denunciar su espíritu mercantilista me parece pueril y previsible; ensalzarla, me resulta excesivo. Cuando te quedas sin nada que decir y vives en un lugar llamado España, lo mejor es recurrir al fútbol (gracias, Mou, por los titulares que nos regalas y por el desprecio que sientes por todos nosotros) o a la climatología. Del fútbol diré que estoy entre las personas que más saben del tema (quién no). Por eso puedo asegurar, sin que me tiemble el pulso, que el Balón de Oro se lo merece Carles Puyol, y no admito replica (soy un demócrata convencido, lo sé). Del tiempo no voy a decir nada, me basta con sufrirlo. Y ya hemos traspasado el ecuador del artículo. Esta frase (y el artículo en sí) traen a mi cabeza aquel soneto de Lope de Vega escrito por encargo de un tal Violante. Los mejores artistas no temen venderse porque confían demasiado en su arte. ¿Cómo termino el artículo? Un recurso para llenar espacio cuando ya se ha dicho todo lo que tenía que decirse es recurrir a las citas, sobre todo si vas de artistilla pedante (mi caso). Pero hoy no toca cita, sino recomendación. Estas Fiestas regalen libros. El hundimiento de la industria editorial es inevitable, por eso resulta tan elegante regalar un libro. Feliz 2011.

ULTIMA HORA, 28/12/10