martes, 7 de febrero de 2012

De frío y torturas

 Vista desde el cuarto que ocupo en casa de mis padre 
(sábado, 4 de febrero a las ocho de la mañana)

Cuando lea este artículo, lo más probable es que sea martes, es decir, habrá sobrevivido a la ola de frío siberiano. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, es viernes por la noche y, sí, hace frío en la calle. Para los que nos pasamos el invierno con los pies congelados, la llegada de un frío como éste, encaramado a una ola desde la lejana Siberia, supone una auténtica tortura, como si la meteorología hubiese decidido imitar los métodos infalibles de las fuerzas de seguridad de Siria. ¡Con lo bueno y leal que soy! Y hablando de frío y torturas, recuerdo algo que contaba Serguéi Dovtálov. El escritor ruso aseguraba que en Siberia, donde trabajaba como guarda de seguridad en los campos de Stalin, los pájaros sucumbían en pleno vuelo y caían del cielo como piedras, congelados. Sí, parece que todo se reduzca a la lucha contra la congelación. De hecho, acabo de leer una nota emitida por Europa Press que dice que la Agencia Negociadora de Productos Bancarios reclama al Gobierno instrumentos adicionales a la reforma financiera para que el crédito no permanezca congelado. Sí, todo se congela (los pies, el crédito, el Barça), ¡con lo difícil que resulta luego descongelar las cosas! Lo digo por experiencia. La otra noche no me pude dormir hasta las tres de la madrugada por culpa de mis pies helados. Por cierto, acaba de empezar a nevar. En fin, espero que este jueves el frío haya dejado de ser siberiano. Es que presento mi nueva novela, Los artistas. A las 20h, en la Biblioteca de Babel. ¡Nos vemos!



ULTIMA HORA, 07/02/12