domingo, 15 de abril de 2012

LA REPETICIÓN DE LOS DOMINGOS


Te obsesionas con algo (una mujer, unos poemas de Henri Cole, una cerveza de importación) hasta que todo lo demás deja de existir. Cuando descubres que es mentira, cuando deja de ponerte aquel sabor, ya es demasiado tarde: los domingos se han convertido en la repetición de otros domingos igualmente desolados. La noche de ayer parece que sucedió siglos atrás. Hablabas sobre la sinceridad con un amigo. Si se tienen ganas de llorar, decías, y te encuentras con alguien que no te apetece que te vea llorar y no existe posibilidad de huida, ¿qué resulta más sincero, dime, llorar honestamente o tragarte honestamente todas las lágrimas? Conversaciones de bar, ya se sabe, la sordidez de la intimidad alcohólica. Como un púgil castigado sin piedad, recuerdas destellos, voces que te reclaman desde detrás de las cuerdas, en la penumbra. Después los domingos se convierten en hospitales. Hablas con una enfermera que te recuerda vagamente a una novia que tuviste hace mucho, puede que un par de meses atrás. Me diste a escoger, le explicas, entre este poema y tú y está claro que mi elección no fue la acertada. ¿Se debe mentir para conservar algo que ha dejado de atraerte como lo hacía en un principio, algo que sabes que acabarás extrañando? ¿Qué significa ser sincero? ¿Estoy siendo sincero ahora? ¿Lo fui entonces? Ni cuando estoy a solas consigo ser yo mismo de un modo natural. Ahora soy el personaje solitario, abatido, el que empieza a paladear el sabor del arrepentimiento. Mañana lunes seré el administrativo callado y eficaz. Por la tarde, el hijo consecuente y un tanto distante. Por la noche tal vez haga de poeta descreído, con un poco de suerte, de amante experimentado. La vida como sucesión de escenas que poco o nada tienen que ver las unas con las otras. Ahora vivo un domingo inacabable, ¿o se trata de otra frase del guión asignado? Necesito obsesionarme con algo, lo que sea, una mujer, unos poemas de Richard Brautigan, una ginebra de importación, cualquier cosa antes que permanecer ocioso un minuto más de este domingo hospitalario.

7 de noviembre 2010