He presenciado una conversación política que me atrevería a calificar de típicamente española. Ha transcurrido en un bar, a eso de las cuatro de la tarde. Estaba tomándome un café mientras hojeaba la prensa del día. Siria, Bankia, Dívar, Munar… Los protagonistas de este artículo son un hombre y una mujer situados junto a la mesa en que me hallaba. Hablaban como si yo no estuviera allí, en un tono que distaba mucho de ser respetuoso para los que no interveníamos en aquella discusión e intentábamos averiguar qué nuevas-viejas barbaridades sacudían el planeta Tierra. La mujer, en cuestión de segundos, ha pasado de defender un modelo capitalista neoliberal de intervencionismo inexistente o mínimo por parte del estado a alabar la figura de Franco y su gestión durante los años que estuvo gobernando este país. Entre otras cosas, ha dicho que con Franco había más libertad. Para defender su punto de vista, ha explicado algo relacionado con la obligatoriedad de llevar casco cuando se va en moto, ¿o era en bicicleta? No sé, este punto no me ha quedado del todo claro. Calculo que la mujer en cuestión tendría unos cuarenta y cinco años. El hombre, algo más joven que ella –rondaría la treintena larga–, negaba con la cabeza. En su opinión, de vivir bajo el franquismo a fecha de hoy, España sería una especie de Cuba. También ha dicho que con Franco no tendríamos Internet. Yo he apurado mi café, he cerrado el periódico que hojeaba y he intentado concentrarme en los textos que tenía que corregir. Ni se imaginan lo mal que puede llegar a escribir la gente. Tanto MBA y para qué. En fin. Es lo que hay.