Una novela malsonante e inhumana |
A veces me da por releerme. Una tortura como otra
cualquiera. Los hay que prefieren quedar con ex compañeros de instituto o acudir
a gimnasios. Este mal hábito o debilidad hizo que me encontrara con algo que
escribí el domingo 20 de noviembre de
2011:
“A los futuros estudiantes de escritura creativa: nunca escriban en segunda persona, es algo malsonante e inhumano”. Tengo entendido que esta frase la dijo recientemente Javier Marías en un coloquio sobre literatura. Pienso en Los artistas, escrita en segunda persona por el influjo de Las cosas, de George Perec, y me pregunto si sonará mal, si será inhumana. Medito unos minutos sobre lo humano o inhumano en las novelas y no llego a ninguna conclusión. Me temo que hablar de humanidad o inhumanidad cuando se habla de novelas es un asunto complicado, posiblemente ridículo. Respecto a que sea malsonante, esto ya es otra cosa. En todo caso, dependerá de la pericia del autor a la hora de contar. Con todo, no tiene por qué ser del todo negativo sonar un poco mal. Además, sonar un poco mal, resultar cacofónico a ratos, puede ser algo muy humano, desde luego mucho más humano que la perfección o la supuesta perfección. Vienen a mi mente los nombres de Thomas Bernhard y Louis Ferdinand Céline, que con un discurso a veces desafinado levantaron auténticas obras de arte. A conclusiones similares podríamos llegar si habláramos en términos musicales. Los Sex Pistols o Nirvana, por poner sólo dos ejemplos, fueron grupos que, pese a no sonar del todo bien, hicieron que la gente vibrara con su música. Por no hablar de la manera de cantar de ese mito llamado Bob Dylan…
Casi un año y medio después sigo pensando lo mismo.