1
Recuerdo
que el amor era una blanda furia
no
expresable en palabras.
Y
mismamente recuerdo
que el amor
era una fiera lentísima:
mordía con
sus colmillos de azúcar
y endulzaba
el muñón al desprender el brazo.
Eso sí lo
recuerdo.
Rey de las fieras,
jauría de
flores carnívoras, ramo de tigres
era el
amor, según recuerdo.
Recuerdo bien que los perros
se
asustaban de verme,
que se
erizaban de amor todas las perras
de sólo
otear la aureola, oler el brillo de mi amor
—como si lo estuviera viendo.
Lo recuerdo casi de memoria:
los muebles
de madera
florecían
al roce de mi mano,
me seguían
como falderos
grandes y
magros ríos,
y los árboles
—aun no siendo frutales—
daban por dentro resentidos frutos amargos.
Recuerdo muy bien
todo eso, amada,
ahora que las abejas
se derrumban a mi alrededor
con el buche cargado de excremento.
2
Que tanto y
tanto amor se pudra, oh dioses;
que se
pierda
tanto increíble
amor.
Que nada
quede, amigos,
de esos
mares de amor,
de estas
verduras pobres de las eras
que las
vacas devoran
lamiendo el
otro lado del césped,
lanzando a
nuestros pastos
las manadas
de hiedras y langostas
de sus
lenguas calientes.
Como si el
verde pasto celestial,
el mismo océano,
salado como arenque,
hirvieran.
Que tanto y
tanto amor
y tanto
vuelo entre unos cuerpos
al abordaje
apenas de su lecho, se desplome.
Que una
sola munición de estaño luminoso,
una bala
pequeña,
un perdigón
inocuo para un pato,
derrumbe al
mismo tiempo todas las bandadas
y desgarre
el cielo con sus plumas.
Que el oro
mismo estalle sin motivo.
Que un amor
capaz de convertir el sapo en rosa
se
destroce.
Que tanto y
tanto, una vez más, y tanto,
tanto
imposible amor inexpresable,
nos vuelva
tontos, monos sin sentido.
Que tanto
amor queme sus naves
antes de
llegar a tierra.
Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
niños,
animales domésticos, señores,
lo que
duele.
3
Lee unos
poemas el hombre
de otro
planeta:
“un amor
capaz de
convertir al sapo en rosa”,
y frunce el
ceño:
—¿qué es la rosa, qué el amor?
¿qué cosa el sapo?
No nos entendemos.
De El tigre en
la casa