martes, 2 de febrero de 2016

Entre paréntesis

Vivimos entre paréntesis, a la espera. Caminemos a derecha o izquierda, toparemos con uno de los signos curvos. Puesto que nuestro hábitat natural es la horizontalidad, sólo nos queda chocar hasta que alguien levante la barrera. No obstante, vivir entre paréntesis no es tan mala cosa (y si no, tiempo al tiempo). Es cierto que entre algunos hombres de letras, los paréntesis gozan de mala fama por su flirteo constante con el mundo de las matemáticas. Convendría recordar, no obstante, que las biografías más interesantes de los últimos tiempos las han dado los músicos, los matemáticos y, más recientemente, los neurocirujanos. Habrá quienes digan que vivir entre paréntesis supone hacerlo cercados, como reses, intercalados en una realidad más amplia, pero ¿qué sería de esa realidad sin la explicación o especificación que suponen los paréntesis? Que no haya prisa por borrarlos. La vida en el corrido de la frase principal puede ser muy aciaga.


ÚLTIMA HORA, 02/02/16