BUSCA
Volví a
la ciudad
donde fui
niñoy adolescente y un viejo de treinta años.
La ciudad me recibió con indiferencia,
los megáfonos de sus calles murmuraban:
¿no ves que el fuego todavía arde?,
¿no oyes el estrépito de las llamas?
Vete.
Busca en otro lugar.
Busca.
Busca la verdadera patria.
REFUGIADOS
Encorvados
por una carga
que a
veces es visible, otras no,avanzan por el barro, o arena del desierto,
inclinados, hambrientos,
hombres
taciturnos con gruesos caftanes,
vestidos para
las cuatro estaciones,ancianas con caras llenas de arrugas
llevando algo, que puede ser un bebé, una lámpara
(familiar), o quizá la última hogaza.
Esto
puede ser Bosnia, hoy,
Polonia
en septiembre del 39, Francia(ocho meses después), Turingia en el 45,
Somalia, Afganistán, Egipto.
Siempre
hay un carro, o como mínimo un carretón
repleto de
tesoros (colchas, tazas de plata,y el aroma de casa que se evapora rápidamente),
un coche sin gasolina, abandonado en la cuneta,
un caballo (será traicionado), nieve, mucha nieve,
demasiada nieve, demasiado sol, demasiada lluvia,
y esta inclinación tan característica,
como hacia otro planeta mejor, un planeta
que tiene generales con menos ambición,
menos cañones, menos nieve, menos viento,
menos Historia (este planeta, por desgracia,
no existe, sólo existe la inclinación).
Arrastrando
las piernas
van despacio,
muy despacioal país de Ningún Sitio,
a la ciudad Nadie
en la orilla del río Nunca.
CARTA A UN LECTOR
Demasiado
sobre la muerte,
sobre las
sombras.Escribe sobre la vida,
sobre un día normal,
sobre el deseo de orden.
La
campana de la escuela
puede ser
un modelode templanza,
hasta de erudición.
Demasiada
muerte,
un excesode negro deslumbramiento.
Mira,
naciones amontonadasen estadios apretujados
cantan himnos de odio.
Demasiada
música,
Falta harmonía,
tranquilidad,cordura.
Escribe
sobre los momentos
cuando los
puentes de la amistadparecen ser más duraderos
que la desesperación.
Escribe
sobre el amor,
sobre los
largos atardeceres,sobre el amanecer,
los árboles,
sobre la infinita paciencia
de la luz.
Estos
tres poemas están incluidos en el libro Tierra
del fuego (Acantilado, 2004), traducidos al castellano por Xavier Farré.
Originalmente,
Ziemia Ognista (Tierra del fuego) fue publicado en Polonia en 1994.