miércoles, 30 de marzo de 2016

EN PELOTAS

 
Cuenta Charles Simic (Belgrado, 1938) que le tocó crecer en una época que predicaba la libertad y construía campos de esclavitud. Es alentador comprobar lo mucho que hemos avanzado: ya no predicamos la libertad. Ahora (no me alejo de Simic) discutimos sobre quiénes de entre nosotros ostentan el título de mayores víctimas. El victimismo es peligroso porque crea monstruos ingobernables. Además, el victimismo se encuentra a años luz del humor. Es normal que reformadores y utópicos lo aborrezcan. Puritanismo y proselitismo avanzan por ambos flancos. En la cúspide del odio a lo cómico se encuentra, cómo no, el terrorismo islamista. En él confluye lo peor que hay en nosotros. Una profesión que no te permite hacer chistes es una mala profesión. A modo de prevención, deberíamos arrinconar toda cuestión de fe a la esfera privada. Pero esto ya no es una cuestión de fe. Por otro lado, como también apunta Simic, la Gestapo y la KGB estaban convencidas de que lo personal es político. Hoy, lo personal es el alimento de esos registros con metadatos donde todos chapoteamos en pelotas. 
 
ÚLTIMA HORA, 29/03/16