martes, 1 de marzo de 2016

Sin pensarlo demasiado


Escribir un artículo sin pensarlo demasiado, no fruto de la reflexión o la astucia, sino de algo superior. Como hace Miquel Barceló con la arcilla o los colores, sumergirte en las palabras y esperar a que el sonido del teclado te lleve a alguna parte. Una frase inspirada, reveladora, más o menos incomprensible. Y que te aplaudan y te paguen y poder decir después que siempre andas a la caza de algo que se esfuma, cuya naturaleza es un puente entre este mundo y el otro. Rozar la trascendencia a la manera de González Iñárritu, con premios y recaudación millonaria. Al igual que Joao Gilberto Noll, contar desde la urgencia, en una mezcla imposible de delirio y contención. He aquí una poética o un intento desesperado por alcanzar las 170 palabras. A la espera de investidura, no hay nada mejor que hacer salvo escribir un artículo sin pensarlo demasiado, algo así como este, y entregárselo al público y al director del periódico con la esperanza de que te tomen por un artista o qué sé yo.


ÚLTIMA HORA, 01/03/16