miércoles, 5 de octubre de 2016

Diario: nuevos fragmentos

lunes, 05 de septiembre de 2016

El estilo es lo principal, pero no debe parecerlo. Lo peor, sin duda, es la afectación –tan nuestra.

(...)



martes, 06 de septiembre de 2016

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Ayer leí un cuento de Luciano Lamberti que me gustó bastante.


jueves, 08 de septiembre de 2016

He seguido leyendo cuentos de Lamberti. Hay unos cuantos disponibles en Internet. Alterno su lectura con la de los cuentos de Fabián Casas (Titanes del coco) y la de los diarios de Piglia. Todo muy argentino.


viernes, 09 de septiembre de 2016

Pierre Lemaitre (hoy, en El Mundo): “Mi problema es que, pese al Goncourt y a las buenas ventas, siempre seré considerado una figura menor en el ámbito de las letras. La prensa de izquierdas me detesta. ¡Aunque yo sea de izquierdas! Les parece un pecado que mis textos sean fáciles de leer. ¿Qué quieren? ¿Literatura pretenciosa? Eso es fácil de hacer, podría publicar tres libros al año. El esnobismo imperante en los medios llamados progresistas determina que el trabajo enorme que requiere construir una historia eficaz y fácil de leer, no tiene valor. Y debe ser insoportable para ciertos críticos y escritores que yo haya empezado tan tarde y haya tenido tanto éxito, premio Goncourt incluido. Me consideran un artesano, no un artista. Qué se le va a hacer”.


jueves, 22 de septiembre de 2016



viernes, 23 de septiembre de 2016

Últimamente, me resulta imposible encontrar tiempo de calidad para sentarme a escribir. Obligaciones laborales, familiares y sociales lo impiden. Tal vez, de utilizar bolígrafo y cuaderno y llevarlos siempre conmigo, podría aprovechar de manera más eficaz los breves huecos que el día me ofrece. Pero no, uno no puede reanudar su escritura sin más, por el simple hecho de disponer de cuarenta minutos. Sentarse a escribir supone todo un proceso. Verme obligado a escribir, a mis 43 años, párrafos como éste apunta a una especie de fracaso vital, de objetivo no cumplido.


lunes, 26 de septiembre de 2016

El sábado diluvió todo el día. Instalado cómodamente en el salón de casa, veía cómo la lluvia caía en el jardín. Las lombrices emergían de la tierra y se deslizaban sobre las baldosas. Parecían pequeñas serpientes o grandes excrementos de pez. Voluntaria o involuntariamente, iban directas a la piscina. No es la primera vez que observo este comportamiento. Como no flotan ni saben nadar, los gusanos suicidas acaban en el fondo, lo que me obliga a tener que pasar el aspirador para deshacerme de sus cadáveres. Observándolas, pensé en Pedro Sánchez y los suyos. Alarmado, me deshice de la imagen y seguí leyendo Blitz, de David Trueba.

El domingo salió el sol e invitamos a mi hermana, su marido y su hijo a pasar el día con nosotros. Antes de su llegada, tuve tiempo de trabajar en el jardín y limpiar la piscina. El trabajo físico me sentó bien. La realización de tareas físicas y útiles, visiblemente útiles, apreciables, robustece el alma y nos predispone a la amistad y el amor. Tras el baño sanador, me puse frente a la barbacoa y me encargué de asar la carne para los invitados. Fue un domingo feliz. Todos fuimos felices. Coni y yo terminamos el día haciendo el amor.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

(...) A estas alturas, creo tener claro la manera en que quiero escribir, más allá de la historia o historias que me apetezca contar. Si he añadido un punto de incertidumbre a la frase anterior se debe a que, a lo largo de mi vida, he adquirido convencimientos similares que después he terminado por abandonar. Diría que el punto de inflexión se produjo con la lectura del inicio de Bandoleros, de João Gilberto Noll. Antes ya se había producido una desviación. Esta desviación pasó por diferentes etapas y adquirió su forma definitiva (al menos, hasta la fecha) tras ese arranque de novela. La putada de esto es que se produce a mis 43 años, edad en la que lo más decente sería plantearse abandonar todo intento de escritura. Lo sensato sería dedicarse en cuerpo y alma a la familia y el jardín. Escribir por amor al arte es una frivolidad de difícil justificación. Pero también es cierto que ya he alcanzado una edad en la que lo más sensato es prescindir de las justificaciones…


martes, 04 de octubre de 2016

El PSOE, ante su falta de respuesta/propuesta, ha decidido suicidarse. Mejor pegarse un tiro a que te lo peguen, pensarán. Los de Ciudadanos, con razón, tiemblan. En el PP y en Podemos se frotan las manos. Airean la cabeza de Sánchez como reclamo. Se avecina estampida y lo saben. Sus enemigos se la sirvieron, como suele decirse, en bandeja. Ya no hay más alternativa que Podemos. El miedo que pretenden dar (y que dan) a los dueños del Ibex 35 y adláteres también asusta a los tibios socialdemócratas que jamás hubiesen votado a IU. Todos sabemos cómo terminará la película. Qué lejos quedan aquellos 123 escaños del PP. Amortizado el trago de la Gürtel (por mucho que ahora se haya iniciado el juicio), ya sólo les resta vender estabilidad y continuidad para seguir agrandando sus arcas (de votos, se entiende). Los optimistas dicen que el PSOE tardará años en reponerse del golpe; los realistas, que es un zombie político que se desgarrará en prime time hasta su desaparición final. 


miércoles, 05 de octubre de 2016

Paso muchas tardes jugando con Sofía. Inevitable recordar los días que Floriane pasaba conmigo, lejos de su casa francesa. Nos sentía solos frente al mundo. Hablo de diez, de seis, de cuatro años atrás. Ahora, como entonces, lo mejor de mí brota de un modo natural. Nunca seré tan paciente, tan generoso, tan afectuoso como en estas tardes dedicadas a Sofía. No es que luego el amor se atenúe, lo que sucede es que, a medida que estas tardes languidecen, vuelven a mí mi habitual impaciencia, mi habitual egoísmo, mi habitual frialdad.