lunes, 05 de
septiembre de 2016
El
estilo es lo principal, pero no debe parecerlo. Lo peor, sin duda, es la
afectación –tan nuestra.
(...)
martes, 06 de
septiembre de 2016
(...)
Ayer
leí un cuento de Luciano Lamberti que me gustó bastante.
jueves, 08 de
septiembre de 2016
He
seguido leyendo cuentos de Lamberti. Hay unos cuantos disponibles en Internet.
Alterno su lectura con la de los cuentos de Fabián Casas (Titanes del coco) y la de los diarios de Piglia. Todo muy
argentino.
viernes, 09 de
septiembre de 2016
Pierre
Lemaitre (hoy, en El Mundo): “Mi
problema es que, pese al Goncourt y a las buenas ventas, siempre seré
considerado una figura menor en el ámbito de las letras. La prensa de
izquierdas me detesta. ¡Aunque yo sea de izquierdas! Les parece un pecado que
mis textos sean fáciles de leer. ¿Qué quieren? ¿Literatura pretenciosa? Eso es
fácil de hacer, podría publicar tres libros al año. El esnobismo imperante en
los medios llamados progresistas determina que el trabajo enorme que requiere
construir una historia eficaz y fácil de leer, no tiene valor. Y debe ser
insoportable para ciertos críticos y escritores que yo haya empezado tan tarde
y haya tenido tanto éxito, premio Goncourt incluido. Me consideran un artesano,
no un artista. Qué se le va a hacer”.
jueves, 22 de
septiembre de 2016
viernes, 23 de
septiembre de 2016
Últimamente, me resulta imposible
encontrar tiempo de calidad para sentarme a escribir. Obligaciones laborales,
familiares y sociales lo impiden. Tal vez, de utilizar bolígrafo y cuaderno y
llevarlos siempre conmigo, podría aprovechar de manera más eficaz los breves huecos
que el día me ofrece. Pero no, uno no puede reanudar su escritura sin más, por
el simple hecho de disponer de cuarenta minutos. Sentarse a escribir supone
todo un proceso. Verme obligado a escribir, a mis 43 años, párrafos como éste
apunta a una especie de fracaso vital, de objetivo no cumplido.
lunes,
26 de septiembre de 2016
El
sábado diluvió todo el día. Instalado cómodamente en el salón de casa, veía
cómo la lluvia caía en el jardín. Las lombrices emergían de la tierra y se
deslizaban sobre las baldosas. Parecían pequeñas serpientes o grandes
excrementos de pez. Voluntaria o involuntariamente, iban directas a la piscina.
No es la primera vez que observo este comportamiento. Como no flotan ni saben
nadar, los gusanos suicidas acaban en el fondo, lo que me obliga a tener que pasar
el aspirador para deshacerme de sus cadáveres. Observándolas, pensé en Pedro
Sánchez y los suyos. Alarmado, me deshice de la imagen y seguí leyendo Blitz, de David Trueba.
El
domingo salió el sol e invitamos a mi hermana, su marido y su hijo a pasar el
día con nosotros. Antes de su llegada, tuve tiempo de trabajar en el jardín y
limpiar la piscina. El trabajo físico me sentó bien. La realización de tareas
físicas y útiles, visiblemente útiles, apreciables, robustece el alma y nos
predispone a la amistad y el amor. Tras el baño sanador, me puse frente a la
barbacoa y me encargué de asar la carne para los invitados. Fue un domingo
feliz. Todos fuimos felices. Coni y yo terminamos el día haciendo el amor.
miércoles,
28 de septiembre de 2016
(...) A estas alturas, creo tener claro la
manera en que quiero escribir, más allá de la historia o historias que me
apetezca contar. Si he añadido un punto de incertidumbre a la frase anterior se
debe a que, a lo largo de mi vida, he adquirido convencimientos similares que
después he terminado por abandonar. Diría que el punto de inflexión se produjo
con la lectura del inicio de Bandoleros,
de João Gilberto Noll. Antes ya se había producido una desviación. Esta
desviación pasó por diferentes etapas y adquirió su forma definitiva (al menos,
hasta la fecha) tras ese arranque de novela. La putada de esto es que se
produce a mis 43 años, edad en la que lo más decente sería plantearse abandonar
todo intento de escritura. Lo sensato sería dedicarse en cuerpo y alma a la
familia y el jardín. Escribir por amor al arte es una frivolidad de difícil
justificación. Pero también es cierto que ya he alcanzado una edad en la que lo
más sensato es prescindir de las justificaciones…
martes,
04 de octubre de 2016
El
PSOE, ante su falta de respuesta/propuesta, ha decidido suicidarse. Mejor
pegarse un tiro a que te lo peguen, pensarán. Los de Ciudadanos, con razón,
tiemblan. En el PP y en Podemos se frotan las manos. Airean la cabeza de
Sánchez como reclamo. Se avecina estampida y lo saben. Sus enemigos se la
sirvieron, como suele decirse, en bandeja. Ya no hay más alternativa que
Podemos. El miedo que pretenden dar (y que dan) a los dueños del Ibex 35 y
adláteres también asusta a los tibios socialdemócratas que jamás hubiesen
votado a IU. Todos sabemos cómo terminará la película. Qué lejos quedan
aquellos 123 escaños del PP. Amortizado el trago de la Gürtel (por mucho que
ahora se haya iniciado el juicio), ya sólo les resta vender estabilidad y
continuidad para seguir agrandando sus arcas (de votos, se entiende). Los
optimistas dicen que el PSOE tardará años en reponerse del golpe; los
realistas, que es un zombie político
que se desgarrará en prime time hasta
su desaparición final.
miércoles, 05 de
octubre de 2016
Paso muchas tardes jugando con Sofía. Inevitable recordar los días que Floriane pasaba conmigo, lejos de su casa francesa. Nos sentía solos frente al mundo. Hablo de diez, de seis, de cuatro años
atrás. Ahora, como entonces, lo mejor de mí brota de un modo natural. Nunca seré
tan paciente, tan generoso, tan afectuoso como en estas tardes dedicadas a
Sofía. No es que luego el amor se atenúe, lo que sucede es que, a medida que
estas tardes languidecen, vuelven a mí mi habitual impaciencia, mi habitual
egoísmo, mi habitual frialdad.