Pienso
en esos canales de YouTube destinados a un público infantil de entre dos y seis
años. Me estoy refiriendo a canales tipo Hada de Fresa. Hasta donde sé, podría
decirse que estos canales han puesto de moda lo que podríamos denominar
meta-animación. Por hacerlo breve: los creadores de las historias
retransmitidas en estos canales ponen en juego todos los recursos clásicos de
la ficción salvo el que podríamos presuponer el recurso básico: la inmersión
ficcional. En estos canales, se prescinde totalmente del arte de hacer creer
que lo que se cuenta “sucedió de verdad”. Ahí están las manos que mueven los
juguetes, las voces cutremente impostadas, los cortes abruptos, mal
ensamblados, etc. Que estas propuestas hayan triunfado entre el público
infantil merece algún tipo de reflexión. Se me ocurre que ese no disimular, ese
mostrar a las claras cómo se hace, consigue que los destinatarios de estas historias
las perciban como más cercanas o posibles. Matización: más que la verosimilitud
de la historia narrada, lo que aprecian los niños es la verosimilitud de la
voz, es decir, del narrador. Y no lo olvidemos: si el narrador nos conquista,
ya nos puede contar milongas, que las recibiremos de pie, aplaudiendo,
felizmente entusiasmados.
ÚLTIMA HORA, 28/08/18