Una breve
anécdota:
Pido de antemano disculpas por
este minuto de publicidad. Voy a contarles una anécdota. Ocurrió a mediados de
diciembre. Alguien me dio las gracias por haber escrito Mi Berghof particular. Estas cosas ocurren, lo sé, pero pensaba que
solo le ocurrían a otros. Para el ego de un escritor, que un lector te dé las
gracias por haber escrito un libro equivale, como mínimo, a la venta de 100
ejemplares. Sé que si algún editor lee esto, automáticamente arrugará el
entrecejo y no le faltará razón. Tal vez exagero, sí, pero fue como si aquel
lector, al que apenas conozco, me hubiese entregado un cheque de 150 euros. Y
es que no solo se limitó a darme las gracias, sino que me contó que estaba
«realmente enganchado». Si el lector en cuestión se hubiese estirado en mitad
de la acera y hubiese empezado a hacer abdominales, me habría sorprendido
menos. Tiembla, Dan Brown, pensé. Y esta es la breve anécdota que demuestra que
un día anodino puede terminar de una manera sorprendente, puede esconder en su
acumulación de horas grises un final feliz, luminoso.
UH, 14.01.20
Un debate de altura:
Creo que los ciudadanos de este país nos merecemos un debate político de altura. El arranque de la legislatura no ha estado mal, cierto, pero podemos aspirar a mucho más. No perdamos la fe. Traigo aquí algunas propuestas, todas ellas de vital importancia para nuestro día a día, para el futuro del planeta, cuestiones que nos quitan el sueño, que nuestros políticos deberían abordar sin más dilación. Ahí van. ¿Existieron realmente Adán y Eva? ¿Tuvo hijos Jesús? ¿Es plana la Tierra? ¿Rodó Stanley Kubrick el supuesto alunizaje llevado a cabo por la NASA? ¿Hay una invocación satánica oculta en la canción Stairway to heaven, de Led Zeppelin? ¿Siguen vivos Elvis Presley y Jim Morrison? ¿Se suicidó Hitler en aquel búnker de Berlín? ¿Curó realmente Juan Pablo II a Marie Simon-Pierre? ¿Aparece Candyman si pronuncias su nombre cinco veces frente al espejo? ¿Se merecía Paco Buyo la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo? ¿Son los illuminati los verdaderos dueños del cotarro? ¿Existe un agujero negro en el famoso Triángulo de las Bermudas? ¿Creo Dios el mundo en seis días para descansar al séptimo? Buenos días.Uh, 28/01/20
La religión:
Camino por esa calle estrecha que
bordea el cementerio de Palma, la que une la rotonda del Parc de la Riera con
la calle General Riera. Voy junto a mi hija pequeña, de seis años, y una amiga
suya, también de seis. Al pasar frente a una de las puertas laterales, las
niñas se detienen para contemplar esa ciudad de cruces. Esto es un cementerio, anuncia
mi hija. Durante unos segundos, los tres contemplamos en silencio esa densidad
de tumbas y nichos. Cuando estamos por reanudar el camino, la amiga de mi hija pregunta:
Javi, ¿tú qué prefieres, que te coman los gusanos o convertirte en ceniza? Finjo
no comprender, pero la niña insiste. Mi mamá dice que cuando nos morimos, o nos
comen los gusanos, o nos queman. ¿No hay más alternativas?, pregunto. La amiga
de mi hija niega con la cabeza, satisfecha de su sabiduría. Entonces mi hija
aprieta mi mano con fuerza. Papá, dice, yo no quiero que me coman los gusanos
ni tampoco que me quemen. Pues yo, improviso, cuando llegue el final, me pienso ir volando a un planeta muy lejano
donde no haya gusanos ni fuego. Mi hija se apunta entusiasmada a la idea y me
abraza y yo me consuelo pensando que mi ocurrencia es menos descabellada que la
del ratoncito Pérez o la de los Reyes Magos. Y entonces, yo, un ateo tranquilo,
me convierto, sin haberlo planeado, en todo un profeta.
UH, 11.02.20
Superpoderes:Abro el QuickMemo+ de mi móvil para anotar una frase que acabo de leer en la prensa, una frase atribuida a Omar Montes, el ex de Chabelita, y me encuentro con un poema de Sofía, mi hija pequeña. Un par de meses atrás, estando los dos en el salón de casa, me preguntó si podía escribir por ella algo que llevaba en la cabeza. Sofía tiene seis años y todavía no tiene automatizada la escritura, por lo que, si se sentaba a escribir eso que llevaba dentro, lo más probable es que se disolviera en el trayecto de la cabeza al papel. Saqué el móvil de mi bolsillo y le dije que no se preocupara, que yo lo escribiría. El resultado: un poema fresco, directo, anti-retórico y con su punto de ironía. Un poema que habla de tener superpoderes, de encontrarlos por encima de las opiniones de los demás. Dos meses después, al abrir el QuickMemo+ para anotar la frase de Omar Montes, me encuentro el poema, lo leo y decido publicarlo en Facebook. Al cabo de un rato me siento como esos padres monotemáticos y cargantes que tienen el “pues mi hijo” clavado entre ceja y ceja. O peor, como esos otros que confunden paternidad con espectáculo circense. Pero no, no creo llegar a tanto. Ojalá nunca me aleje demasiado de ese superpoder llamado sentido común. Buenos días.Uh, 25/02/20
Lo saben
todo de nosotros: Mi esposa y yo hablamos por la noche, en la cama,
de la posibilidad de vender uno de los dos coches. Ambos son diésel y ahora tal
vez podamos sacar algo. En breve, no servirán ni para entrada, argumenta. Lo
cosa queda así, como una mera posibilidad. Uno o dos días después, al revisar
los correos spam, me encuentro con uno cuyo asunto dice «¿Cuánto vale mi
coche?». El correo sigue con una nueva pregunta: «¿Quieres vender tu coche?».
Continúo leyendo: «Te ofrecemos una alternativa práctica, profesional y libre
de estrés para vender tu coche…». Lo primero que pienso es: ya nunca estaremos
solos. Lo saben todo de nosotros: no solo lo que tenemos, también —y sobre
todo— lo que deseamos. No contentos con este control, hace poco instalamos
Alexa en el salón de casa. Las máquinas nos escuchan, hablamos con ellas, les
pedimos consejo. Nos conocen mejor que nosotros mismos. ¿Qué haría un ser
humano mínimamente sensato ante esta situación? Esta noche, ya en la cama, le
contaré a mi esposa mi plan diabólico para acabar con la sede californiana de
Google. Luego, me plantaré en el salón a esperar a los geos. La vida sin
emoción es poca cosa. UH, 10.03.20